Hace ya tiempo que el balón ha dejado paso a consolas, móviles, tablets y electrónica de última generación.
Nuestros abuelos hinchaban tripa de animales, nuestros padres los hacían de trapo, y nosotros ya jugabamos con balones de marcas comerciales conocidas.
Tener un balón fue un privilegio durante muchos años, te daba estatus en el barrio, en el colegio...Tú decidías quien jugaba o quien no, y cuando comenzaba o finalizaba el partido, manejabas tus "redes sociales" y tu "timeline" a tu antojo.
Es curioso que cuanto más avanza la tecnología, y mas perfeccionan los balones, más partidas de Fifa se juegan a la Play.
Ojalá más balones se descubriesen la mañana de Reyes, ojalá mas niños saliesen de casa como posesos a romper las paredes a pelotazos, ojalá los zapatos volviesen a romperse, ojalá mas futbolistas de calle llegasen a nuestros campos.
Los jugadores que más valoramos, son aquellos que hacen cosas diferentes, aquellos que juegan como lo hacían en el barrio, los que viven del regate, de las mentiras con la mirada y el amago del cuerpo.
Dormir con la pelota al lado, con las manos rodeándola, intentando soñar el gol perfecto ya no está de moda.
Aunque el fútbol conserva la magia, para unos pocos , de aquellas frías mañanas de un 6 de enero, donde las bicicletas, los scalextrix y el balón eran regalos estrellas.
QUERIDOS REYES MAGOS....ME PIDO UN BALÓN.
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